20 de noviembre de 2024
20 de noviembre: Día Universal del Niño y la Niña
Cada 20 de noviembre se conmemoran los aniversarios de la adopción de dos instrumentos claves en el reconocimiento de los derechos de niñas, niños y adolescentes en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas: la Declaración de los Derechos del Niño, en 1959, y la Convención sobre los Derechos del Niño, en 1989, por lo que, este año, se cumplen 35 años de su aprobación. Esta fecha es una invitación a celebrar los avances en el reconocimiento de los derechos de las infancias y adolescencias en el mundo y, también, a redoblar el compromiso global para garantizar la protección integral de sus derechos, en aras de su máximo desarrollo.
Según estos instrumentos internacionales tanto las familias, como los miembros de la comunidad y los Estados desempeñan un papel clave en el cuidado y la protección de niñas, niños y adolescentes y la plena vigencia de sus derechos. Niñas, niños y adolescentes gozan de los mismos derechos que las personas adultas, y adicionalmente, se les reconoce derechos específicos por su condición de tales. En tal sentido, se han logrado avances significativos en temas como educación, salud y protección, aunque queda mucho por hacer para garantizar que cada niño, niña y adolescente, independientemente de su origen o condición, disfrute de un entorno seguro, amoroso y lleno de oportunidades.
En tal sentido, las desigualdades que persisten en América Latina, exponen a millones de niñas, niños y adolescentes a mayor vulnerabilidad. Tal como lo indica el último informe anual de UNICEF (2023) “a demasiados niños y niñas se les sigue negando la posibilidad de recibir una oportunidad justa en América Latina (…) Casi la mitad de ellos viven en la pobreza. Dos de cada tres niños y niñas son víctimas de actos de disciplina violenta en casa, mientras que cuatro de cada cinco niños y niñas de 10 años no saben leer un texto sencillo. Millones de niñas están casadas y son madres.”
Este informe remarcó que esta situación se agrava en el caso de niñas y niños indígenas, afrodescendientes, con discapacidad y en el de las niñas en general. También hace una advertencia sobre la mayor fragilidad de las infancias y adolescencias para enfrentar los contextos críticos y de emergencia, que imponen el agravamiento de las desigualdades y las nuevas amenazas climáticas. Estos contextos provocan desplazamientos forzados y las impulsan a emprender peligrosos viajes con sus familias y, en ocasiones, sin acompañamiento, en busca de una vida mejor
El Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del MERCOSUR (IPPDH), viene trabajando, desde su creación, en la promoción de los derechos de la infancia y adolescencia. Un hito que marca estas labores fue haber impulsado la solicitud que dio lugar a la Opinión Consultiva OC-21/14, sobre la protección de la Niñez Migrante por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Posteriormente, ha realizado investigaciones, campañas, consultas públicas y ha brindado apoyo técnico a la Comisión Permanente Iniciativa Niñ@Sur de la Reunión de Altas Autoridades sobre Derechos Humanos del MERCOSUR (RAADH)
Además, en el marco del MERCOSUR, en respeto al derecho a la participación de niñas, niñas y adolescentes en los asuntos que le conciernen, se conformó la RedSurca (Red Sur de Crianças e Adolescentes) en el año 2020. La RedSurca se trata de una red de organizaciones de niños, niñas y adolescentes de los Estados partes y asociados del MERCOSUR, integrada por representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay y Uruguay que participa activamente con diagnósticos y propuestas en el marco de la Comisión Permanente Niñ@Sur.
La propia RedSurca incidió para que en el marco de la Comisión Permanente Niñ@Sur, se mandate al IPPDH, para la realización de un diagnóstico regional de salud mental de niños, niñas y adolescentes y sus necesidades emocionales en el contexto de la pandemia y la pospandemia.
En esta fecha, se renueva el compromiso con los derechos de niñas, niños y adolescentes a crecer en un mundo donde se respeten su dignidad y se desarrolle su potencial, a partir del trabajo conjunto de Estados, comunidades y familias, que garantice sus derechos en el presente y les acompañe a construir un futuro de bienestar.